NO POR IR RÁPIDO SE LLEGA LEJOS

Un día juntos

Es hora de despertarse, de desempolvar el corazón y tirarse juntos por este tobogán. Volver a navegar en barquito de papel y acostarnos en el pasto a buscar formas en las nubes.
Puedo pasar a buscarte por tu casa e invitarte a merendar chocolatada y vainillas, o a volar en una hoja de otoño, si preferís. También podemos dibujar.
Más a la tarde, le pregunto a mi mamá si nos deja salir a atrapar panaderos por ahí; en un lugar hay un montón… es lejos pero con el triciclo llegamos rápido. Avisame cuando te canses y nos sentamos un rato a hablar en la hamaca.
Si se hace de noche, me gustaría tomar un helado y ver los bichitos de luz, sentarnos para atrás y ponernos a mirar todas las estrellas.
Seguramente a las diez ya estemos yo en piyama, vos en camisón –ese de florcitas tan lindo-, y nos quedemos un ratito largo contándonos historias con el velador prendido.
Nos van a decir que bajemos la voz. Después, si vienen a retarnos para que nos durmamos de una vez, podemos actuar: cerramos los ojos y cuando se duerman todos, nos quedamos susurrando con la luz apagada.
El primero que se duerme pierde y mañana le toca jugar a lo que elija el otro.
Buenas noches. Mañana jugamos a lo que quieras vos.
Si tenés ganas pasate por mis sueños, entrá sin llamar. Nos vemos en un ratito.

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