NO POR IR RÁPIDO SE LLEGA LEJOS

La almohada de sus piernas

Me recuesto en sus piernas y le pido que me lea lo que acaba de escribir.
La poesía es un mush-up de sentimientos bien manifiestos. Empieza diciendo "cuando me pierdo con vos, me encuentro...", y desde ahí mi mente no puede retener más, se pierde al encuentro con su voz.
Su tono es suave, la rítmica un canto, los énfasis bien puestos.
Termina de leerla y me mira a los ojos esperando una respuesta. Le sonrío. Seguramente mis pupilas estén brillando. Doy cuenta de que quiere introducirse en mí para conocer mejor mi opinión. No le digo que es perfecta -un poco de misterio está bien, ya se lo haré saber menos expreso y más merecido.
-Ahora escribamos una poesía los dos- propongo con esa cosa tan esnob que me caracteriza.
Se ríe y me dice que tiene que terminar de escribir eso... yo creía que estaba terminado.
Logro acordar que entonces me acaricie el pelo unos cinco minutos. A su encuentro, mi mente se pierde otro vez.


No hay comentarios:

Publicar un comentario