NO POR IR RÁPIDO SE LLEGA LEJOS

Atravesándose y recorriéndose.

Me voy a viajar por el mundo.
A recorrer la tierra.
¿Que eso es “loco”?
Mucho más loco me parece no hablarnos, no poder mirarnos, que sea una provocación querer conocerse.
Todos lloramos, sentimos, nos entristecemos, sonreímos, reímos a carcajadas, nos acariciamos, transpiramos juntos y nos agitamos.
Hay tanto por conocer. Sobre todo, hay por conocer a sí mismo.
Lo voy a buscar. Me quiero encontrar.
De repente siento que estoy a punto de jugarme la vida.
¿Esto puede salir mal?
Acaso alguien puede arrepentirse de haber querido sentirse a sí mismo como es jugándose por lo que quiere?

Tanto caminé por esta ciudad.
Todas estas paredes que veo, las luces, tantas historias.
Y ahora cada lugar que sea será pasajero y pasadizo hacia sólo ese lugar en el mundo.
Las vivencias van pasando, ya no son algo permanente con riesgo de aquietarse.
Voy viviendo. Soy vida. Y ya no sé si estoy vivo.
Todo se termina, y como también se termina mi vida, tengo que ir a buscar lo que sueño encontrar mientras viva.
Desesperadamente creo en lo que creo.
A lo mejor puedo enloquecer un poco más. Y quizás me sienta más propio.
Esta es la sensación que antecede a un grito aéreo.
Ese hormigueo antes de saltar desde un risco al agua:
Los brazos se mueven libres, se rebolean por el aire;
Las piernas tienen autonomía de agitarse y moverse por donde se quieran mover.


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