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Éramos esa niña, éramos ese niño.
La misma piel éramos: piel de niños. Lo somos.
Los años fueron pasando. Años sin miedo, años con miedo. Y todo nos fue pasando en nuestra piel, con ella, por ella que somos. Esa de niño, esa de niña.
Nos fueron atravesando las victorias, las derrotas. Nos fueron quedando cicatrices, marcando algunos golpes. ¿Y el rastro de que nos hemos levantado? Arrugas, el tiempo sigue marcando la piel.
También se nos marcaron las arrugas de las sonrisas que tuvimos. La piel se nos ajeó de vida, se surcó de años mientras fue arando caminos. Fueron apareciendo los recorridos de la vida en la piel.
Nos quedó lo que recibimos, los abrazos. Nos arañaron otras uñas. Nos dieron caricias otros dedos. Las lágrimas que la recorrieron.
Y hoy es la misma piel de niños, llena de vida, como llena de niño y niña.Hoy toda esa piel, con todas esas marquitas, es la que somos, la que nos trajo a esta cama, estas pieles tan pieles, las pieles que se juntan y se encuentran.
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