Cuando se hace un cacerolazo o corta una ruta porque está complicado comprar moneda extranjera (la moneda que puso las economías a merced de su moneda), o porque se quiere gravar a la renta extraordinaria, en todos lados se muestra ese cacerolazo o corte de ruta explicando por qué se está tomando esa medida. Es decir, manifestando el motivo de la manifestación se legitima la manifestación, se toma como válido al motivo. Se da la noticia cacerola en mano, informando desde "el pueblo" (término cargado de conflictos, uno de los más problemáticos de la historia; en este caso, pareciera que el informante decidiera quién es pueblo y quién no lo es), como si el conductor del noticiero o el movilero estuviesen en la calle del lado del manifestante.
Pero cuando el corte de calle o la movilización es en reclamo de la reincorporación de delegados echados injustamente de una empresa multinacional (caso Kraft) -cosa que hasta la misma ley prohibe hacer-, o cuando el corte de calles es en reclamo de formas adecuadas de trabajo, es en denuncia porque una ambulancia se negó a ingresar a un barrio humilde, es en protesta por los indigentes que son levantados de las calles de la Capital y arrojados cruzando la General Paz, entonces, para estos casos, la noticia es dada como un informe de tránsito (cuando no directamente ignorada).
Sólo se menciona que están cortando la calle y que al automovilista eso le molesta: "está muy complicado llegar al Centro por cortes de calle... paciencia", dicen los (des)informantes, como si ahora "el pueblo" pasara a estar arriba de los autos, y los que se manifiestan son otra cosa que no es pueblo.
Ante esto último, ubican a quien "recibe" esa noticia (oyente/televidente/lector) en una posición específica: del lado de un peatón o un automovilista, del lado de quien le molesta el corte de calle. Esto es porque al no dar el motivo, hacen creer que ese corte no tiene motivo, que ese reclamo no tiene justificación, que es puro capricho o ganas de molestarlo.
Contraponiendo un modo de transmitir la noticia al otro, la diferencia es sutil, pero al analizarla, es clara: hay intereses y estrategias para defender esos intereses. Ciertos reclamos de un sector social (ese al que los informantes responden)interesan y son administrados como "justos", mientras las demandas de otro sector social, son tratados de forma tal para que sean rechazados.
Y el que cree que por no encender la televisión, la radio o abrir el diario, se mantiene al margen, se equivoca, porque lo que se está produciendo son formas de ver e interpretar el mundo, y esas formas circulan entre nosotros, nos tocan aun involuntariamente. En mi opinión, no existe alguien "salvado" (¿salvado de qué, ante qué?), eso es cosa religiosa; lo que hay es conciencia sobre las operaciones que revisten los hechos, y es la llave para actuar o mantenerse al margen (forma particular de comprometerse), modificar y modificarse.
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