NO POR IR RÁPIDO SE LLEGA LEJOS

Desnudando al sentido común

El Sentido Común no existe como tal, del modo en que intenta ser utilizado en innumerables argumentos. En un análisis mínimamente riguroso, queda a la luz que su centro desde donde propone cierta imposibilidad a ser refutado, en realidad es un vacío relleno con valores relativos sacralizados.
Es acumulación de Poder puesto en funcionamiento, haciéndose efectivo en el discurso de quien lo utiliza y quien cree en él, en tanto que es un intento por naturalizar, por hacer absoluto algo que en realidad podría ser de otra manera. Es un intento por hacer parecer inequívoco y universal, algo que es cultural, creencia y parcial.
Lo más seguro cuando alguien intenta justificarse diciendo que tal o cual forma de pensar o de accionar, es de Sentido Común, que tiene origen en él, o que se explica por él, es que: A)en realidad desconoce cuáles son las causas que influyen sobre esa creencia o accionar; B)conoce la/s causa/s pero prefiere, por algún motivo, evitar describirla.
Sucintamente, pase revista ontológica al par de palabras que aquí me interesa:
- “Sentido” refiere tanto a (1)dirección de algo; como a (2)una sensación producida en un cuerpo –p.e.: “estoy muy sentido”, “lo siento mucho”, etc.-; (3)el funcionamiento de un aparato de percepción particular –sea oído, vista, etc.-; asimismo refiere a (4)la lógica interna de algo –p.e.: “esto no tiene sentido”-; y por último, (5)el punto que más me interesa, el que está más investido por el uso semiótico y lingüístico, el vinculado a “idea”, “efecto producido en una mente”. Es posible y hasta necesario asociar las 5 acepciones señaladas, pero sobre todo, la relación que nace de (1) y (5), que resulta en la direccionalidad de una idea, de un efecto a producir: un efecto de sentido (apuntando a movilizar creencia, aun sin intencionalidad alguna).
- “Común” puede entenderse por (1) algo normal, habitual, frecuente; así como por (2)algo de calidad media, es decir, no despampanante; o atendiendo a su (3)derivado de “comunidad”, como algo relativo a todos los que intervienen en esa comunión – p.e.: “de común acuerdo”, etc.-. Acompañando a la acepción que he destacado de “Sentido”, el término “Común” que se utiliza, ha de estar más cercano a (3), pero es sobre todo una maximización de este, refiere sobre todo a la comunidad más general de todas, casi a la Humanidad toda (en realidad es a la humanidad “realmente sana, la que tiene sentido común”).
Entonces, esa vinculación entre “Sentido” y “Común”, se presenta como si fuera el menor denominador de la razón, del pensamiento racional. Es utilizado intentando hacer figurar un supuesto elemento básico de la inteligencia, que cualquier humano lleva en su espíritu.
Pero aquí subyace precisamente el elemento de movilización de Poder, la acumulación y ejercicio de este por parte de la Hegemonía, ya que cuando hablamos de “pensamiento racional”, nos debemos referir a un modo de producir significado, más que a un cúmulo de significados concluidos. El uso de “razón” al que la habitual utilización de Sentido Común hace alusión, es en realidad un número determinado de prácticas, valores y creencias de lo que autores como Williams o Thompson llamaban la Cultura Hegemónica Dominante –cabe aclarar, la Burguesa que se impone en las sociedades occidentales.
Entonces aquel “espíritu” que subyace al decir de Sentido Común, no es la espiritualidad de cualquier hombre de cualquier cultura, sociedad o clase social, es el espíritu que se ha hecho carne en aquel que utiliza la denominación “sentido común” al hablar.
De este modo, al que no está de acuerdo con "el Sentido Común" (es decir, quien no reproduce sus prácticas y creencias)–ese que intenta mostrarse como universal, natural, general y absoluto-, se lo ubica en el lugar de carente de raciocinio (por no compartir la opinión, por no aceptar los imperantes de la Cultura Hegemónica Dominante, se lo califica de alguien que no puede pensar racionalmente), se lo califica de sujeto sin inteligencia, o hasta de inferior, por “no contar con la unidad mínima de sentido”.
Claro está, esto no quiere decir que quien hace uso del par “Sentido Común”, sea un xenófobo o totalitario, lo que, creo yo, queda demostrado, es que en ese uso en realidad hay un activo funcionamiento del entramado social de Poder, aparece operando una compleja construcción de una creencia, una forma más de ver la realidad, que se impone como La forma de ver La Realidad –es decir, una única correcta.
En la utilización de lo que habitualmente se nombra Sentido Común, se nos aparece un especial punto de abordaje a las tensiones que conviven en una sociedad de clases como la capitalista occidental posindustrial mediatizada (nomenclatura que da Eliseo Verón a las principales sociedades occidentales de fines del Siglo XX). Esto último, porque en eso que se busca llamar Sentido Común, hay un cierto consenso de lo que “la vida” y “el mundo” es, y hasta “todos nosotros” somos. Y bien sabemos gracias a Gramsci, que la producción de consenso es una forma de dominación que se da en la hegemonía, y por cierto, una aun más efectiva que la cooptación o la dominación física directa, ya que es una forma “solapada”, una que quien adopta siente como propia.
Pongamos las cosas más en concreto imaginando una situación:
Argumento: Un hablante dice: “Es Sentido Común, no se puede andar semidesnudo por ahí”.
Reflexión: Pues bien, muchas civilizaciones no han requerido cubrirse ciertas partes del cuerpo que otras sociedades del mundo y de la historia sí han tapado. Un nambikwara podría decir: “este Levi-Strauss no tiene Sentido Común, con el calor que hace anda todo tapado”. E inclusive una feminista bien podría quejarse de la desigualdad de género, porque los hombres de nuestro tiempo pueden mostrar su pecho, cuando ella sería tildada de deshonrosa por hacerlo.
Hablar de “Sentido Común” intentando justificar una visión particular, es en verdad una operación discursiva mediante la cual, lo que se hace es A)presentar a su objeto discursivo como si se tratara de un objeto irrefutable, mostrarlo de forma trasparente, y B)no reconocer que en realidad su objeto es una construcción, la cual surge en condiciones determinadas, que está producido en un contexto particular y en el cual intervienen N cantidad de variables, vale decir, no reconocer que es un discurso que está determinado, que es un discurso, que podría ser otro y que efectivamente existen otros.
Frente a estas consideraciones, me hallo en condiciones de decir que el operativo de justificación mediante un supuesto Sentido Común, se trata de una discursividad que se ajusta a lo que el semiólogo Eliseo Verón describe en el plano de lo ideológico. Precisamente por esa operación de borramiento de las condiciones sociales de producción que marcan al discurso, produce un tipo de efecto particular: “efecto ideológico”. Verón bien destaca que no hay discurso que no se encuentre socialmente producido, aun el que es producto de la supervisión del método científico nace en condiciones particulares (y ese método es precisamente una condición), la diferencia es que uno las muestra (“efecto de cientificidad”), en tanto que el otro las oculta (“efecto ideológico”).
Vale decir, en un juego de palabras, que el Sentido Común es una construcción que afirma construcciones como si estas no lo fueran, y como si el mismo no fuera una.

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